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viernes, 23 de octubre de 2015

La Plisan


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La plataforma logística de Salvaterra-As Neves (Plisan), conocida como puerto seco, recibió ayer un nuevo impulso de la Xunta por valor de 10 millones de euros. El Instituto Galego do Solo adjudicó las obras de urbanización de la zona más próxima al enlace con la autovía, aunque dará servicio al resto del polígono. Los trabajos se centrarán en la construcción y pavimentación del viario general, alumbrado, saneamiento gas y telecomunicaciones. Será urbanizado a demanda de las empresas interesadas, tanto para el almacenaje de contenedores como otras actividades industriales.
Las empresas UTE Construcciones Taboada y Ramos-Covsa logran así la licitación de un proyecto que se ha retrasado más de diez años desde que se plantease por primera vez la necesidad de su construcción en 1998. Estará financiado por el ente autonómico (16 %), el Consorcio de la Zona Franca de Vigo (21 %) y la Autoridad Portuaria (60 %). Esta última será la encargada de los trabajos facultativos de replanteo, dirección, inspección y liquidación de la obra. También será el responsable de la vigilancia y coordinación de la seguridad.
Por su parte, la Zona Franca prevé atraer a las empresas con las ventajas fiscales que ofrece y que ya no pueden instalarse en Vigo por carecer de espacio.
El puerto seco resucitó el 10 de febrero, cuando la Consellería de Medio Ambiente informó de la evaluación ambiental que se estaba realizando del terreno.
La Plisan acumula ya más de 127 millones de euros de inversión por parte de las administraciones que la promocionan. Y aún no tiene ningún metro cuadrado en funcionamiento.
El expresidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, puso la primera piedra del proyecto en el año 2005, y desde entonces se pospuso progresivamente su finalización. Aquel día, Touriño enterró una pequeña fortuna de 14 gramos de oro extraídos del suelo en obras, que acabaron floreciendo en forma de 127 millones de euros de un gasto que no ha sido suficiente para arrancar un proyecto que demandaban las empresas sitas en el puerto de Vigo para aliviar sus almacenes.
Las dificultades obligaron a aplazar su puesta en funcionamiento. En ese tiempo de espera, Nigrán vio nacer Porto do Molle y Portugal puso en venta suelo industrial en Monçao a precio más económico que el de España.
La lista de conflictos es larga. En el mes de junio de este año, la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística, dependiente de la Xunta, ordenó suspender las obras en un millón de metros cuadrados del terreno al tratarse de suelo de especial protección forestal. Los vecinos cuyos terrenos fueron expropiados se litigaron por una suma de 1,97 millones para reclamar, entro otros, los derechos de explotación de los recursos mineros del subsuelo en el año 2006. Algunos no han recibido aún la notificación. En el año 2008, la Confederación Hidrográfica paralizó parte de las obras por transcurrir allí el cauce de dos ríos, obligando a modificar el proyecto.
La compañía japonesa Mitsubishi fue la primera en mostrarse interesada para instalar su fábrica de baterías. La inseguridad jurídica hizo que rechazasen el espacio. Desde entonces, la zona quedó descuidada y sin un uso efectivo.
Una situación que esperemos que cambie en el futuro.

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